viernes, 25 de septiembre de 2009

Arrasar Parte XII


Rememoremos de qué trata este relato…

Todo comenzó con aquel chico en el cementerio. Fue cuando, mientras tocaba el violín frente a la tumba de su padre, bajo una temperatura heladora, llegó un cuervo con un mensaje: “Crea tu propio camino. Extremo Este de la Calle del Olvido”.
El cementerio ahora estaba teñido de sangre y el cuervo me hablaba: “Sigue al niño salvaje, él te llevará hasta la muerte”.
El chico despertó. ¿Un sueño? Releyó el mensaje del cuervo y salió de casa. Sus pasos le llevaron a la calle del Olvido. Después de subir una pendiente rocosa, se asomó al borde de un precipicio y vio… ¿un ejército? Un chico le sobresaltó a sus espaldas. Aquel chico dirigía el ejército y era él quien le había enviado el cuervo. Después de presentarse se clavó sin querer una bola llena de pinchos en la cabeza y se desmayó. Antes de que pudiera reaccionar llegaron un chico y dos chicas que conocían al que más tarde se haría llamar Primo. El chico recién llegado, con una torre de ajedrez en la mano, comenzó a pisar la cabeza a Primo, el desmayado. Una de las chicas (Ana) tapó la herida de Primo con el dedo, con intención de curarle. Descubrió que dentro habitaba una neurona. La otra chica (Lyra) propuso cortar por lo sano con su catana. Luego llegó Charly, con su sierra eléctrica al hombro. Una cosa llevó a la otra y el chico de la torre de ajedrez dejó inconsciente a Lyra.
Tras algunos intercambios de palabras que en la normalidad corresponderían a unos pirados mentales, se fueron todos a cenar a la hoguera, excepto Charly que se fue a por la cena. Tras una breve caminata llegamos al lugar: una hoguera inmensa. Lyra se despertó en la hoguera y volvió a atacar a Primo. Por otra parte, Ana, en otro de sus intentos por curar a Primo, le abrió la cabeza con un martillo. Al cabo de un rato le cosió la cabeza y Primo también despertó entre las llamas con un saludo… ¡Armgajam!
Dos chicas que yacían inconscientes al lado de la hoguera antes de que llegaran todos, fueron lanzadas a las llamas también. Éstas son Lady Nerón y Ker.
Fue entonces cuando llegó Charly con la cena (un oso que cargaba sobre el hombro) y otros dos chicos inconscientes (despertaron en la hoguera). Por el camino arroyó un árbol en el que se encontraba Ker y cayó con estrépito. El chico de la torre de ajedrez entró en cólera y mató al oso.
Charly tiró a la hoguera a los dos inconscientes, Ichigo y Xathick. Tras una breve discusión sin pies ni cabeza, todas las miradas se volvieron hacia el protagonista de ésta historia: Alai.
El chico de la torre de ajedrez dejó inconsciente a Alai, que despertó en la hoguera, como todos. Después de esto Alai tuvo una breve pelea con el chico de la torre de ajedrez, mientras el resto discutía si el oso floroso puede comer ramen… hasta que Lady Nerón notó la ausencia de Ker. Recordaron (gracias a Alai) que se había derrumbado su árbol y Charly, con un gesto caballeresco, fue a buscarla.
Lyra se encargó de trocear al oso y comenzó la cena.
Durante la cena, Alai preguntó al fin el porqué de la batalla. Primo comenzó entonces lo que fue un largo discurso de rebelión contra los humanos que al final acabó atrayendo a personas y criaturas que traían instrumentos para dar solemnidad al discurso. Todo acabó en una especie de fiesta de metal.
A la mañana siguiente todos despertaron resacosos y se reunieron para comenzar la batalla. Con un grito de guerra espeluznante, todos se lanzaron en masa contra el objetivo, la ciudad contaminada: Madrid.
Primo advirtió que no nos confiáramos, puesto que uno de los nuestros, el general Reche, se había unido al bando contrario por el sencillo motivo de que la batalla estuviese más nivelada.
La batalla comenzó. La estrategia militar de Reche supuso la mitad de bajas en nuestro ejército. De pronto apareció el centollo gigante entre las filas enemigas. Consiguió intimidar a casi todo nuestro ejército… casi todo. El oso floroso dio un paso al frente…

Arrasar Parte XII

El oso floroso dio un paso al frente…
Ambos bandos miraron hacia las criaturas y se apartaron a un lado. El centollo gigante y el oso floroso se miraban fijamente. Observé atentamente a las dos gigantescas criaturas.
Tras unos segundos que consistieron en desafíos con la mirada, comenzaron a dar vueltas en círculos, tanteándose el uno al otro. Pero ninguno de los dos se decidía a lanzar el primer ataque.
De pronto el centollo chascó una pinza peligrosamente, a lo que el oso floroso reaccionó. Dio un salto en el aire dando mortales y al caer propinó una patada con su talón de flores. Pero el centollo era astuto... se quitó. El golpe impactó en el suelo y abrió una brecha gigantesca. El mundo se partió en dos y un torrente de lava se asentó en las profundidades esperando al desgraciado que osara caerse (algunos comenzaron a tirarse por mera diversión).
Ahora era el turno del centollo. Sus patas empezaron a moverse y, con una siniestra danza, alzó sus pinzas al cielo. Hubo un destello rojizo… ¡el centollo había invocado una caja de cerillas gigante!
No podía creer lo que veía. Sin duda era una lucha de alto nivel.
El centollo abrió la caja de cerillas con sus pinzas y sacó una cerilla del tamaño de una farola. Con un movimiento vertiginoso, prendió una llamarada a la cerilla y se la lanzó al oso floroso. En cuanto el fuego alcanzó las flores, el oso floroso comenzó a arder.
Todo parecía haber acabado para el oso floroso, que se perdía de vista tras las llamaradas. El ejército de Madrid proclamó su victoria de su mascota con vítores y burlas.
Muchos de nuestro ejército cayeron rendidos de rodillas, llorando por la muerte del oso floroso. Me volví hacia Primo.
-¿Y ahora qué hace…?- no terminé la pregunta.
Primo tenía los ojos inyectados en sangre y le temblaba todo el cuerpo. Noté algo raro que emanaba de él, algo que parecía una oleada de poder y destrucción. La comisura de su boca se transformó en una sonrisa paranoica. Me di cuenta que temblaba de emoción.
-El oso floroso…- comenzó a decir- ¡ES INDESTRUCTIBLE!- gritó mientras se lanzaba al ataque.
El resto del ejército, al ver que su general se lanzaba sólo al ataque, reaccionó y se sumó a la masacre.
Alcé la mirada y descubrí que el oso floroso era inmune a las llamas. El centollo dio un paso atrás, asustado, mientras que el oso floroso, furioso, se lanzó a por él y le propinó un puñetazo de flores y fuego. El centollo, apenas protegido por sus pinzas, salió despedido hacia atrás y cayó a la grieta de lava.
(Este acontecimiento fue más tarde conocido como: “La batalla de flores”, que se sigue celebrando hoy en día, aunque no de manera tan alucinante).
La adrenalina comenzó a recorrer mis venas. El oso floroso había vencido y pronto comprobé que su victoria había incrementado la locura asesina de todos los nuestros.
El chico de la torre de ajedrez alzó sus brazos y sostuvo su arma entre sus manos, apuntando al cielo, que empezó a oscurecerse de forma siniestra.
Del cielo comenzaron a formarse tornados cargados de rayos. Fue entonces cuando el chico de la torre de ajedrez descendió las manos con un movimiento brusco y clavó la torre de ajedrez en el suelo. Inmediatamente surgieron del suelo una inmensidad de espinas negras. El escenario que resultó fue sobrecogedor: cientos de humanos suspendidos en el aire, ensartados por el estómago, el tórax, la cabeza… un cementerio de cadáveres.
Lo que al parecer no tuvo en cuenta el chico de la torre de ajedrez fue que la mitad de los cadáveres correspondían a nuestro ejército.
De pronto apareció una figura de la nada. El chico de la torre de ajedrez salió despedido unos diez metros hacia atrás en cuanto la figura le propinó una patada en la cabeza. La intensidad del golpe había producido un remolino de polvo que rodeaba la figura. Una oleada de viento disipó el polvo y dejó a la vista una silueta femenina.
Se trataba de una mujer pálida. Vestía una sudadera blanca. Era bajita y de pelo negro. Llevaba colgados de la espalda un arco y un carcaj. Pero lo que más llamaba la atención era una terrible cicatriz que le recorría todo el cuello.
Sonreí… Ana había vuelto…


The Reaper

2 comentarios:

ana dijo...

muajajaja
mas te valia hacerme volver!!
pero jo, mi venganza deberia haber sido mas terrible!!
a ver si la siguiente entrega aparece antes eeeeh

Rock Lobster dijo...

Demasiado resumen al principio pero lo demás mola.
Por cierto... lo del cementerio de espinas me recuerda sospechosamente al prototype...
Ah, nadie puede vencerme.