sábado, 5 de diciembre de 2009

Arrasar (Final)



Sonreí… Ana había vuelto.
Pero ella no sonreía. Estaba enfadada. No le bastó con propinar una patada brutal al chico de la torre de ajedrez. Tenía sed de venganza.
Dio cortas pero rápidas zancadas hasta llegar al cuerpo tendido. Le agarró del cuello de la camiseta e intentó alzarle por encima del suelo…. Pero era demasiado bajita y eso le hizo enfadar aún más, por lo que le volvió a dejar en el suelo, le agarró de los pies y lo zarandeó dando vueltas hasta estamparlo contra el árbol más cercano con una violencia brutal.
El chico de la torre de ajedrez reaccionó. Con la mitad del cerebro asomando por la brecha de su cabeza, alzó su brazo derecho sosteniendo la torre de ajedrez, y empujó levemente la cabeza de Ana hacia atrás. Ésta abrió los ojos de puro pánico al notar que la cicatriz de su cuello se descosía y la cabeza se le caía hacia atrás. Los músculos, tendones y cuerdas vocales quedaron al descubierto entre un torrente de sangre. El cadáver semi-decapitado cayó de rodillas, inerte, y seguidamente se desplomó contra el suelo.
Mi sonrisa se esfumó. El chico de la torre de ajedrez cogía entre sus manos con curiosidad parte de su cerebro y se lo comía. Pero no tuvo mucho tiempo para seguir probando nuevos sabores, porque de repente un cuenco de ramen fue a parar con una violencia inaudita contra su cabeza.
Todo ocurrió muy rápido.
Reche descargaba toda su munición sobre todo aquel que osara estar su alrededor. Pero cayó ante la sierra eléctrica de charly, que le rebanó las piernas y el tórax sin ningún reparo. A su vez, Lyra introdujo sus manos como garras en el cuello de Charly y le arrancó la garganta acompañado de un sonido repulsivo.
Mientras tanto Lady Nerón volaba por el aire y sus conjuros causaban estragos en la batalla, pero fue derribada por un salto felino de Ker, que se ocupó de hurgar dentro de las cuencas de sus ojos hasta matarla.
De pronto, algo que parecía un zombi se abalanzó hacia mí. Se trataba del chico de la torre de ajedrez que, con trocitos de bol de ramen incrustados en la cabeza y el cerebro asomando literalmente por su cráneo, convirtió su torre de ajedrez en un pincho moruno y me atravesó el estómago.
Al principio no me dolió mucho, pero luego el pincho moruno se multiplicó en una enredadera de espinas dentro de mi tripa y el chico de la torre de ajedrez tiró con fuerza. Todas mis tripas e intestinos salieron con una facilidad impresionante.
Pronto se me comenzó a nublar la vista. El tiempo pareció detenerse por un momento. Me pregunté cómo habíamos llegado a esto.
Me respondí yo sólo a esa pregunta. Nuestro ejército había acabado con el enemigo… pero como la sed de sangre no se esfumaba, no podían evitar matarse entre ellos.
Sufriendo en mi agonía alcancé a ver a dos supervivientes. Primo y el chico de la torre de ajedrez, completamente bañados en sangre, soltaban carcajadas paranoicas mientras remataban a los montones de cadáveres que regaban el suelo con millones de litros de sangre.
-Vaya panda de grillaos…- pensé mientras cerraba los ojos.


The Reaper

2 comentarios:

Rock Lobster dijo...

Algunos en realidad parece que seguíamos matando... o desmembrando.

Buen final, interesante matanza, a nuestro gusto.

A partir de aquí escribe ana en el mismo comentario:

idiotaaaaaaaaaaaaaa

xathick dijo...

y yo???? solo le lanzo un bol y ya esta??? habre muerto??? ser o no ser.... e ahi la cuestion