Todo comenzó con el amor. Dicen que el amor es el mayor pilar de la vida, la base de la felicidad. Si no lo posees no tienes nada, estás muerto por dentro.
¡Calumnias!
Una vez sentí algo semejante por una chica. Es curioso, parece que ya me contradigo al empezar con esta preciosa historia, pero realmente ese sentimiento acabó conmigo. Empecemos pues:
El caso es que me enamoré de una chica llamada Sofía (lectores, siento repetir nombre). Era por todo y nada, no sabría especificar algo que me gustase de ella pero me volvía completamente loco con solo verla. Nos habíamos conocido de casualidad en verano y no vivía lejos de mi casa por lo cual era fácil quedar con ella, aunque normalmente estaba acompañada. La relación de amistad había avanzado de manera óptima y creo que notó que me gustaba antes de que yo mismo lo supiera.
Una noche nos quedamos casualmente ella y yo solos –luego me enteré de que así se lo había pedido al resto-. Estuvimos tonteando mediante preguntas cada vez algo más íntimas y poco a poco sentía que el momento de lanzarse iba a llegar. Ella se relajó y disimuladamente dejo que se viera más de lo que se debería para calentar el momento en el que nos encontrábamos. Con el valor reunido, me acerqué para besarla y, al ver que me disponía a ello, me frenó. Me dijo sonriendo que había sido un buen fetiche durante este tiempo y que ahora sabía de sobra que podía manipular al tío que quisiera y como le diera la gana. Y ante mi cara de asombro se fue tan campante a reunirse con sus amigos/as que estaban partiéndose el culo dejándome ahí como a un imbécil.
Días… incluso semanas pasé sumido en una depresión de la que no podía salir. Un desengaño devastador había explotado en mi cabeza y ahora no podía hacer nada para remediarlo. Las veces que intenté hablar con ella me evitaba a sus amigos se ponían por medio para que no la alcanzase. Poco a poco el sentimiento de depresión por la traición se fue transformando en rencor y odio. Primero empecé a concienciarme de que no quería una chica así, que no estaba hecha para mí y que era mejor aceptarlo y pasar página que haber llegado a algo con ella y haber salido mal. A pesar de lo que me había hecho me costó pensar en ella como lo que realmente era y buscaba alguna razón que pudiera exculparla pero, tras dar por absurdo que la hubieran amenazado finalmente terminé de entender que ella no era la buena chica que aparentaba ser. Esa zorra me había utilizado como a una marioneta y me había ridiculizado. Mi odio se fue alimentando por haber sido manipulado de esa forma, por haber caído como un estúpido. Y entonces comencé a preparar mi venganza…
Me posicioné en una casa abandonada a las afueras donde nadie iba y compré e ideé objetos de tortura suficientes como para matar de dolor a las 666 legiones del infierno con sus 666 tropas cada una. También forré la “habitación de juegos” con materiales aislantes del ruido. No me venía bien que se escucharan gritos.
Una bonita noche de fin de semana en que las estrellas brillaban, a ella se le había hecho tarde calentando tíos en una discoteca y tenía que volver a casa. Le puse rápidamente un pañuelo con cloroformo en la nariz y perdió el conocimiento. Me escondí con ella entre las sombras y la llevé al lugar donde mi venganza se llevaría a cabo.
Cuando despertó estaba atada de pies y manos sobre una mesa. No le tapé la boca con nada porque quería oírla sufrir y allí nadie la escucharía. Ignoré todo lo que balbuceaba pidiéndome perdón y le puse un guante de hierro en la mano que le dejó los dedos estirados e inmovilizados pero dejando un agujero en la punta para poner en práctica un invento mío. Le cogí de la mano y empecé a girar en su dedo algo parecido a un sacacorchos pero más ancho por el centro. El invento penetraba en su dedo desgarrando toda la carne y dejando en medio atrapado el hueso. Ella gritaba de dolor provocándome una satisfacción indescriptible. Fue entonces cuando golpeé el “sacacorchos” y rompí el hueso de su dedo desatando un alarido aún mayor arranqué su dedo y quemé la herida para que no sangrase pues no podía dejar que muriese desangrada (aún…). Lo hice con todos los dedos de sus dos manos, satisfecho, pues era curioso que pudiese aguantar tanto dolor sin desmayarse siquiera. ¿Tal vez era porque le había inyectado las drogas apropiadas para ello? Eran muy buenas porque estas no te quitaban el dolor.
Lo siguiente fue coger un hierro al rojo vivo con forma de estrella de cinco puntas y marcarle como si de ganado se tratase. La única diferencia es que al ganado no se le marcan múltiples veces riendo sádicamente. En la cara, brazos, piernas,… Era espeluznante ver tantas quemaduras.
Pude ver que cerraba los ojos cuando le torturaba. Eso no me pareció bien así que le arranqué los párpados cogiéndolos con unas tenazas y cortándolos con un machete que tenía por ahí. Sus ojos ahora no podrían volver a cerrarse pero el problema era que igual ahora la sangre le nublaba la vista un poco. Le puse un apoyo bajo la cabeza y se la inmovilicé también para que estuviese obligada a mirar hacia donde llegaba el arma asesina. Vería finalizar su vida.
Pensé en serrarle el cuerpo en dos pero me parecía demasiado mítico. Además, podía utilizar otro objeto que recordaba a la pera (instrumento de tortura que se introducía por el recto y se abría una vez dentro) pero que era más bestia porque aunque fuese del mismo estilo, llegaba mucho más allá.
Era como un palo de hierro con otros muchos más finos colgados de la punta. Plegado era igual que un paraguas sin tela. Lo introduje bruscamente por sus genitales atravesando todo cuanto había por medio. Los palos que colgaban del mayor estaban cogidos por cadenas en el borde que sobresalía. Solo tuve que dar a un botón y las cadenas tiraron de los palos hacia fuera desperdigando todos sus órganos vitales por la habitación y manchando todo de sangre.
Había sido una noche divertida pero como no había dormido nada, limpié un poco y me fui a casa bostezando. Me sentía animado a pesar de todo por haber comenzado con la carnicería.
En los meses siguientes probé nuevas torturas con cada uno de sus amigos.
The Blind
6 comentarios:
Posiblemente mi relato mas gore.
Me salto el turno del primo pero es que ya que tenia algo de rato libre...
Hasta que acabe todos mis examenes (tendre multiples recuperaciones) supongo que podria colgar un par de poemas y si encuentro tiempo y ganas, un relato que tengo que cambiar.
Ala, disfrutad con la muerte (dicen que no invita a salir a cualquiera).
Yaw!!! Cuánta sangre primo Así se hace! me he descojonado con los párpados sobre todo ¿qué mejor manera de que no cierre los ojos?
Me gustaba más cuando le cortaba por la mitad con la sierra, pero cierto es que lo de los palos es más original yeah!
A partir de mañana estaré más activo de todos los blogs.
Mueeeeerte!! Yaw!
The Blind:
... quiero ser tu novia. Prometo no defraudarte: mantendré los ojos abiertos mientras veo mi vida escapar entre tus manos de castigador.
Prometo no llorar. Prometo no gritar. Porque nadie le arranca un gemido de dolor a la Reina de la Noche, la Señora de los Muertos.
Yaw!
P.S. Buenísimo el relato, he sentido cómo se me erizaba el vello de la nuca mientras lo leía... genial y encantador, muy delicado... XD.
Vaya ya llegan las proposiciones.
Solo que hay un par de problemas:
1º Lo siento, estoy cogido.
2º ¡Te saco 242 años, eres muy joven!
Por cierto, si quieres leer algo que erice el vello... te recomendaria leer "Mortecina perfeccion". Es un relato de Ker, lo colgamos antes de que ella hiciera su blog. Es que estabamos abiertos a colgar relatos de gente pero parece que no hay muchos colaboradores, cada uno se hace su blog :). Esta entre los primeros relatos me parece.
PD. Probablemente seas mayor que yo.
!! menudo relato! cuanta sangre, odio y traicion! que tengan cuidao las chicas que quieran utilizarte ;) pueden acabar sin parpados y en una camara de torturas...
DANGER !
Vale.
Ker veo que al fin lo has colgado.
No se si por la referencia que he hecho y te has acordado o por casualidad. Bueno es igual, me alegro.
Lady neron, mejor leelo en el blog de ker. Ese es el relato que decia.
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