Me encontraba dormitando en mi cálida y suave cama hasta que aquel sonido estresante del despertador me perforó los oídos. Me levanté molesto. Tras repetidos intentos de dar al botón correcto, conseguí apagarlo. Cogí la ropa que había dejado la noche anterior en la silla y me fuí a dar una ducha. Desayuné y salí de casa... el sol me deslumbraba, no había ninguna nube en el cielo y los pájaros entonaban diferentes cantos, comunicándose entre ellos con un lenguaje que nunca comprendería. Me puse de buen humor en cuanto llegó el autobús al mismo tiempo que yo llegaba a la parada. Tras un breve viaje hice trasbordo en el metro... sonreí cuando vi a un chaval con la camiseta de mi grupo favorito.
Me senté en un asiento que había libre. Pasó una parada y de pronto subió un chico que con tan sólo mirarlo me entraba náuseas... llevaba una especie de peluca que le cubría gran parte de la cara, unas gafas de sol (en el metro ¿?). Una camiseta tan pequeña que se le veía su sucio ombligo y unos pantalones roídos, bajados hasta mas no poder, mostrándome su ropa interior como si aquello fuese normal. Pensé “bueno, cada cual a su gusto”. Me costaba trabajo no vomitarle encima.
De pronto ocurrió algo inesperado que acabó con mi paciencia... se sentó delante de mí, se levantó las gafas y la cortina de pelo que le cubrían los ojos y me lanzó una mirada de asco... observé cómo me miraba con descaro de arriba a abajo mis prendas de vestir... como si yo fuese un ser asqueroso y de baja estirpe, como si fuera un excremento indigno de estar ante su presencia.
De pronto ocurrió algo inesperado que acabó con mi paciencia... se sentó delante de mí, se levantó las gafas y la cortina de pelo que le cubrían los ojos y me lanzó una mirada de asco... observé cómo me miraba con descaro de arriba a abajo mis prendas de vestir... como si yo fuese un ser asqueroso y de baja estirpe, como si fuera un excremento indigno de estar ante su presencia.
De pronto me encontraba de pie. Mis nudillos estaban ensangrentados, notaba un ligero cansancio en los brazos. Alcé la mirada y vi ante mí al que me miraba con desdén tumbado en el suelo con una postura extraña y la cara desfigurada. Observé a mí alrededor y me di cuenta de que todo el mundo me miraba... asustados... una sensación de poder invadió mi cuerpo. Sé exactamente lo que había pasado...
A los demás no les hizo gracia, pero yo no podía parar de reír...
A los demás no les hizo gracia, pero yo no podía parar de reír...
The Reaper
4 comentarios:
¿Por que no le vomitaste?
¡No lo entiendo!
jaja como para mirarte mal en el metro... gafas de sol? yendo asi no puede pasar desapercibido XD qué gente.
! danger
realmente a mi me dan ganas de vomitar cuando, apelotonados al subir del patio, tengo delante el culo, si el culo, k los kalzoncillos no tapan muxo, de algun xabal.
puaj!!
Wow!!!! eso si que fue un mmento de ceguera... La ira aveces no te da tiempo ni de pensar...
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