Finalmente decidí abrir los ojos. Era tarde pero no podía conciliar el sueño y empezaba a aceptar que no podría dormir. Mis pupilas estaban perfectamente adaptadas a la oscuridad y no encendí la luz porque me dañaría. Desde que perdí toda ilusión por la vida había tenido que refugiarme en la oscuridad para no ser cegado y ya había aprendido a convivir con ella. Ella me aislaba de toda esa maldita luz infernal, es luz que producía este asqueroso mundo del que necesitaba apearme y enterrar todo recuerdo que con él me relacionase.
Salí de mi cuarto sin hacer ruido, pues la casa estaba en calma y así debía seguir hasta que el salir del Sol devolviese la rutina. Necesitaba salir para pasear y pensar, ¿qué haría con mi vida si no hay nada por lo que merezca la pena vivirla? Me abrigué sin prisa y cerré la puerta de casa tras de mí.
Comencé a andar sin rumbo fijo cubriéndome los ojos con las manos y mirando al suelo para reducir el daño que me producían las farolas encendidas. Tuve que romper un par de ellas especialmente luminosas e incómodas que parecían burlarse a mi paso y alumbrar más para mostrar su opulencia.
Pronto me paré en medio de un puente que pasaba por encima de una ría que atravesaba la ciudad. Ese punto en concreto estaba sin iluminar y la luz de las farolas llegaba tan tenue que era imperceptible incluso para mí. Instintivamente me llevé las manos a la cara para ocultar mis ojos.
¿Qué había sido aquello? Luz… un rayo de luz me había dado de pleno y… no me había hecho daño alguno. ¿Qué sería?
Me asomé asombrado –e incluso algo asustado- al borde de la valla y busqué con la mirada. Allí estaba reflejada su belleza en el espejo de agua con su redonda perfección. Alcé la vista hacía su verdadero paradero y la dirigí al cielo, donde
Mi respuesta no se hizo esperar. Recuperado un sueño imposible, me veía obligado a luchar por lograrlo y, sin remedio alguno, comencé a andar en dirección hacia ella a pesar de que se alojase en el cielo.
Tras un largo camino, me encontraba en medio del monte cruzando entre árboles. Podía ver mi propio aliento ascender como el humo, pero apenas veía
Abatido, clavé mis rodillas en el suelo sin saber qué hacer y desde ese suelo miré a
Dudé. Puse con cuidado un pie sobre el puente. Era perfectamente sólido. Cogí un poco de confianza y di un paso tras otro por el largo puente y, en medio de éste mismo, quise me giré para dedicar una sonrisa a mi sueño. Y entonces apareció una caprichosa nube que rápidamente se interpuso entre nosotros, cortando esos hilos que nueva esperanza me daban. Y yo, sin poder reaccionar a tiempo, caí en el vacío.
Y un alarido, seguido de un ruido ensordecedor, tronaron en la noche.
5 comentarios:
Este es uno de mis primeros relatos solo que remasterizado. Algunos de mis antiguos relatos los reescribo para mejorarlos en calidad.
Este en concreto me gusta bastante pero no encontraba la mejor forma de reescribirlo. Sigo sin estar convencido con como me ha quedado pero espero que aun asi os guste.
Mola el ambiente tétrico, oscuro y fantástico. La luna tiene algo que motiva.
Quizá podrías haber metido a algún lobo por medio... molaría.
Yaw!
Dioses!! la luna es la mejor inspiradora de todas las historias, relatos, sueños, pesadillas... y etterna melancolia, la adorooooooooo!!!!!!!!
Luna embriagadora de los sueños y protectora de los pecados.
por mi parte adoro la tenue luz que refleja la luna ^^ mucho mejor que esos cegadores y abrasadores rayos del día.
piuf! vaya caida.
bueno creo que ya me puse al dia en vuestro blog ;) ya era hora hehe seguire esperando vuestro regreso para leer mas (y comentaros lo que pueda XD)
DANGER !!
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