sábado, 5 de enero de 2008

Sintiendo el miedo


Era verano por la mañana y hacía un sol espléndido. Al igual que todos los años en esta época, me disponía a bucear con el equipo por el arrecife de la costa. Con la lancha me acerqué prudentemente y lancé el ancla para, lógicamente, no quedarme sin embarcación. Me puse el traje y me enganché la bombona de oxígeno a la espalda para sumergirme seguidamente.

Volvía a sentirme maravillado con el mundo submarino que se me ofrecía. Siempre lograba ver algún pez y desde luego no faltaban multitud de corales que se extendían a lo largo. Pero inesperadamente hubo un desprendimiento de roca desde el barranco y cayeron varias rocas sobre el agua, alcanzando una de ellas mi cabeza…

Desperté y la inmensa oscuridad reinaba en rededor. Me dolía la cabeza por el golpe pero intenté no pensar en ello. Forcé la vista como pude pero no logré ver nada y mis ojos no se acostumbraban a tanta escasez de luz. Todo se encontraba en silencio a excepción de un gotear de agua que me sacaba de mis casillas. “¿Hola? ¿Hay alguien ahí?” repetía una y otra vez preguntando por alguien desesperado para obtener como respuesta un fuerte eco.

Paredes… suelo… al andar descubrí que todo era de roca y estaba encharcado. Tropecé y caí sobre un charco. Me había herido en brazos y piernas por el golpe con piedras afiladas y sentía el escozor las heridas abiertas al mojarlas en agua salada, pues era el olor del mar lo que inundaba el ambiente y probablemente fuese el mar quien hubiese afilado esas rocas con sus olas durante años. Estaba en una cueva.

Seguí caminando despacio, tanteando el suelo antes de cada paso, intentando no volver a precipitarme sobre las rocas aunque no podía evitar cortarme con cosas que ni tan siquiera podía percibir. Suponía que habría ostras y demás conchas cortantes. Sin embargo, en uno de mis indecisos pasos noté algo moverse y me sobresaltó provocándome otro golpe al retroceder el pie. “Un pez. Es un pez al que has pisado”, me dije en un intento de calmarme “Estás siendo irracional…”. Tenía unos nervios pronunciados que provocaban reacciones confusas en cada acción que cometía y en cada una de esas acciones acababa derramando más sangre torpemente.

Fue entonces cuando escuché un chapoteo detrás de mí y me di la vuelta manteniendo la misma visibilidad que un invidente con los ojos tapados para ponerme a gritar de nuevo preguntando por alguien que pudiera estar allí. Temblaba de frío y miedo pero, al ser de nuevo devueltos mis gritos, intenté engañarme otra vez echando la culpa del chapoteo a mi paranoia en auge.

Y poco me duró el consuelo porque empecé a escuchar un susurro ilegible que poco a poco aumentaba en volumen y se aclaraba cada vez más repitiendo lo mismo “Reclaman sangre… la quieren… dásela… dales tu sangre…”. Totalmente esquizofrénico eché a correr chocando y cayendo aumentando aún más el número de heridas que como fuentes macabras escupían sangre y me daban un vivo color.

Volví de nuevo a gritar “¡¡Sal de mi cabeza!!” y otros lamentos y sufrimientos agónicos que retumbaban por la caverna en la que me encontraba.

Vi una pequeña luz a lo lejos y con un leve sentimiento de esperanza me acerqué todavía con la voz torturándome en mi cabeza “No puedes escapar… tu sangre debe brotar… debe emanar de tu cuerpo…”.

A medida que me acercaba a la luz iba ganando visibilidad y podía evitar las rocas que antes se empeñaban en desangrarme. El agua aumentaba en nivel hasta alcanzar mi cintura. Finalmente vislumbré la salida de la cueva y la alegría estalló en mi interior pero, a pocos metros de mí, justo en la salida, comenzaba a emerger una oscura figura. Pronto distinguí un humanoide con el cuerpo cubierto de escamas. Tenía forma humana pero poseía una cabeza de pez y andaba encorvado apoyándose sobre sus extremidades delanteras al andar. Me miró sin cambiar de expresión y comenzó a andar hacia mí. Al estar a apenas un par de pasos noté que desprendía un fétido olor a pescado y yo me quedé quieto, sin la capacidad de moverme por culpa del miedo que anulaba las órdenes que daba mi cerebro para que mis extremidades me llevasen lejos de ese ser.

Empezaron a surgir un mayor número de esos repugnantes seres y comenzaron a hablar con un ruido o idioma que no comprendía. Es entonces cuando recuperé el poder sobre mis dos piernas y, a sabiendas de que mi única salida estaba por donde el horror arcano había entrado, me lancé en esa dirección al agua evitando las manos de los anfibios.

Logré esquivarlos y me zambullí en el agua. Buceé como pude a toda velocidad, pues siempre fue algo que se me dio bien. Pero sabía que me seguían por detrás de muy cerca y que, debido a su naturaleza, debían ser, sin duda, más rápidos que yo.

Llegué milagrosamente jadeando a la superficie y me encontré en el arrecife por el que buceaba anteriormente y cuando me disponía a gritar para pedir auxilio, las manos de la muerte me sumergieron de nuevo y me vi bajo el agua rodeado de ellos. Intenté luchar pero comenzaba a ahogarme y perdía las pocas fuerzas que me restaban. Antes de quedarme sin sentido, vi como uno de ellos alzaba un cuchillo hecho con conchas o similares cosas marinas… y una mancha de sangre se extendió en el agua…

The Blind

7 comentarios:

Rock Lobster dijo...

Lo escribi el otro dia pero mucho mas cutre. Ya lo he retocado. Espero que lo disfruteis.

Anónimo dijo...

...




m gusta l submarinismo, pero kreo k si vuelvo a hacer algun dia voy a tener la pedazo de paranoia.

komo siempre te digo, me ha gustado y sta interesante, intigrante... pero menudo final. te encanta cargarte a los protas??

--> AnItA mOrO <--

Rock Lobster dijo...

Si, es divertido que mueran.
Ademas, a pesar de lo fantastico de las situaciones, es mas real al morir ante estas situaciones tan complicadas.

Anónimo dijo...

una cosa, si mueres, como lo cuentas???

xathick dijo...

esta version mejorada mola más que la anterior, no cambies tio

Anónimo dijo...

joder. me cago de miedo. necesito a mimama... esto son cosas de principiantes comparado con lo que hago yo los findes. sois muy pijos al relatar muertes. sobre todo the reaper.

Karmatta dijo...

subo una vez más.